Eran las seis de la tarde del domingo 17 de mayo, en una tarde calurosa, la cancha del estadio Jalisco se preparaba para recibir a dos equipos tapatíos, las Chivas de Guadalajara y los Zorros del Atlas. Con un ambiente cálido en las tribunas, el árbitro dio el pitazo de inicio al juego.
Comenzaba el partido de vuelta de los cuartos de final, el marcador global en ese momento estaba en ceros. Apenas corrían los cinco minutos del partido cuando Marco Fabián jugador de las Chivas anotó el primer gol de la tarde, un gol que puso a brincar a la porra chiva. Pero los Zorros del Atlas no se quedaron atrás, ya que dos minutos después anotó el "Negro" Medina dejando la pelota en el centro de la portería. Un arranque que empezaba con un par de goles y el cual pretendía llegar a ser un buen partido.
Nuevamente Marco Fabián hace un soberbio disparo al ángulo y se convierte en el segundo gol del Guadalajara, la gente eufórica se levantaba de sus butacas para festejar. Posteriormente éste mismo jugador completaba su tercer gol de la tarde, no podían dar crédito al buen juego que hacían los del conjunto rojiblanco.
Pero el Atlas no se daba por vencido, seguía jugando con fuerza para poder avanzar en el marcador, sólo que la pelota no cruzaba la portería.
En una jugada perfecta, le llegó el balón a Omar Bravo quien metió el cuarto para el equipo de las Chivas, la afición gritaba, saltaba y aplaudía a su equipo por regalarles esos goles.
Desafortunadamente en el segundo tiempo, el partido no pudo seguir con el mismo ritmo. La barra del Atlas comenzó hacer desmanes, dos personas que se dicen aficionados del Atlas, bajaron a la cancha para agredir a los jugadores del equipo que ellos apoyaban. Lamentablemente el partido tuvo que ser detenido aproximadamente por 20 minutos.
Tristemente se vivió violencia en un espectáculo familiar, la afición del Atlas cada vez estaba más agresiva, llegaron los granaderos pero eran tan pocos que no podían con la furia desatada de estos individuos. Algunas de estas personas, despojaron de sus toletes a los policías y correspondían con más agresiones a la ley. Después de un rato, poco a poco los fueron desplegando.
Se logró captar la mirada de un pequeño que se encontraba con su padre, era una mirada de miedo, sorprendido por la terrible situación que se vivía en ese momento en el estadio, el niño quería salir de ahí.
Es lamentable que en nuestro país se suscite este tipo de agresiones y violencia, más en un espectáculo que es para convivir y disfrutar con amigos o familia. Es evidente que se debe poner más atención a este tipo de detalles y castigar a los que resulten culpables.
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